Siempre
pensé que no me casaría y en su lugar sería madre soltera, porque tuve
siempre un carácter determinante y testarudo que conseguía lo que se proponía y
en toda esa soledad era muy feliz y orgullosa de lo que lograba, por mas poca
cosa que fuera, así que desde que entre en la adolescencia sabia y estaba
convencida que criaría un bebe sola.
La última vez que lo pensé, fue cuando por fin llegó mi Sebastián
Francisco. Pero que iba a pasar con nosotros, peleábamos y a veces me enojaba
tanto que quería salir corriendo de esa relación tan difícil de llevar por momentos,
y tan amada en otros.
Entonces
fue cuando te vi a los ojos, desde tu serenidad
siempre sabías que hacer y me ayudaste a tranquilizar mis miedos garantizando que
todo estaría bien de por vida, que tampoco estaba mal volverse un poco
tradicionalista para ganar el calor de un hogar, los brazos de un amigo y el
amor de un esposo.
Hace poco más
de dos años, te convertiste en Papá, no tengo que repetir lo que sufrimos al
ver a nuestro pequeño en una termocuna pesando poco menos de cuatro libras, te
vi como nunca llorar de impotencia pues la seguridad de tu pequeño no estaba en
tus manos, si no en las de Dios y los médicos. Luego cuando nos entregaron a nuestro bebé te
vi ponerte al frente de tu hogar para cuidar de nosotros y hacer que nunca nos falte
nada, porque estoy orgullosa de decir que gracias a tu trabajo y sacrificio
estoy en casa cuidando de nuestro hogar. No mucho tiempo después llego Pedro
José a completar nuestra felicidad y en
ese trayecto tuve miedo de dañar o desatender a Sebastián, sin embargo, tu ya
sabías que no sería así, y gracias a “Que no te haces problema por nada” yo me
he contagiado un poco de tu paz y ahora manejo tranquila y feliz a dos niños.
Siempre que
leo, sobre admirables madres solteras que han sacado adelante a sus hijos, las
admiro de verdad y mucho, porque desde el lugar en que me encuentro sé lo
infinitamente bendecida que soy porque estas a mi lado, porque, perdona la expresión tan ordinaria pero, “No te faltaron los pantalones” para enfrentar esto conmigo y sobre
todo, porque a pesar de que es tan difícil criar a dos bebes 100% dependientes
de nosotros, al final del día, cuando has trabajado tanto y llegas a casa,
nunca te quejas por librarme de los
niños un rato.
Porque
escuchas con atención de búho mis historias del día y más aún das
completa importancia los “Monkey Business” de un pequeño de 2 años y brindas tu abrazo a un bebe de 8 meses amante del silencio y de morder
el mundo con esa pequeña boca hermosa y sonreída.
Gracias
porque cuando miro a mis hijos y encuentro en ellos cosas tuyas, las amo y me llenan de dicha.
Gracias por
hacerlo tan bien en tu primer intento mi amor.
¡Feliz día
del Padre a uno que de verdad se lo merece!
Con amor,
Pauli.
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